Entre el temor y el desaliento (y II)

Juan Héctor Vidal

Columnista de LA PRENSA GRÁFICA

Pavimentando el camino. Hace un cuarto de siglo, estábamos en la antesala de la paz y muchos veíamos en ella el inicio de una transformación radical de nuestro país. El signo distintivo sería un crecimiento robusto y sostenido con equidad, la armonía social y una institucionalidad democrática consolidada. Eran tiempos de regocijo y esperanza y en nuestra imagen objetivo mirábamos a El Salvador dando constantemente saltos de calidad para acercarse progresivamente, con visión compartida, a los países emergentes...

Sería una aberración imperdonable negar los cambios que ha experimentado el país durante todos estos años, como ingenuidad hubiera sido pensar que nuestro sistema político, económico y social quedaría inmune. Pero igual aspirábamos a la construcción de una sociedad cualitativamente distinta, no la que vemos ahora, con una economía virtualmente estacada y a la zaga de la región, un conflicto armado sustituido por una guerra social y una cohesión social desplazada por una polarización y brotes de violencia auspiciados por el gobierno de turno.

En retrospectiva, sigo pensando que la situación actual, traumatizante, desde cualquier punto de vista, tiene un problema de origen. Nuestro error consistió en hacer del Acuerdo de Paz un fin en sí mismo y no el primer paso para emprender un largo camino, sin duda lleno de obstáculos, pero en todo caso, el más prometedor para alcanzar la meta ambicionada. Y en esto, todos somos responsables, así sea por acción u omisión, aunque ha sido el estamento político el artífice de la profundización de los problemas que nos han perseguido desde siempre. Unos y otros se atrincheraron alrededor de viejos paradigmas, a despecho de lo que se esperaba como consecuencia de la caída del muro de Berlín, al menos en la dosificación del fundamentalismo ideológico.

Si los veinte años que ARENA estuvo en el poder dejaron muchos vacíos en casi todos los órdenes, los siete años y medio de gobiernos del FMLN los han profundizado y ampliado, llevándolos a niveles incompatibles con los presupuestos fundamentales de Chapultepec. Ciertamente el virtual estancamiento de la economía no se inició con el señor Funes, pero este no solo no se preocupó por corregir los errores...

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