Todas las condiciones del país exigen una campaña que no sólo sea de altura en la forma sino sobre todo de profundidad en el fondo

David Escobar Galindodegalindo@laprensagrafica.comLos salvadoreños estamos inmersos en un proceso evolutivo que presenta condiciones novedosas en muchos aspectos, y que por consiguiente necesita ser tratado con originalidad creativa tanto en los métodos como en las proyecciones. Esta no es una simple percepción teórica, sino una muy clara demanda de la realidad. En nuestro país siempre ha faltado compromiso analítico para entender lo que pasa y para proyectar lo que debe pasar; y eso ha hecho que vayamos avanzando a la deriva, expuestos a todos los vaivenes imaginables. No es de extrañar, entonces, que estemos en permanente actitud de expectativa ansiosa, porque esa malsana tendencia a dejar que las cosas pasen a su antojo es la mejor receta para permanecer desconectados del verdadero fenómeno real. Esto es lo que, de entrada, se debería corregir sin más tardanza.Nuestro esquema de competencia política tradicional viene generando un juego de participación partidaria enteramente previsible, lo cual ha hecho que tanto las fuerzas políticas como sus representantes en las sucesivas contiendas hayan ido entrando en una actitud mecánica que va desmineralizando el sistema. En el despliegue político de la posguerra ha quedado en evidencia que hay dos fuerzas partidarias firmemente asentadas y algunas otras fuerzas que participan en forma complementaria; pero ha sido claro que las terceras fuerzas no han podido crecer hasta ponerse en el primer nivel competitivo. Hoy, sin embargo, eso parece haber dado un giro, y hay un tercero en contienda que ha emergido con impulso inusitado, de la mano del malestar ciudadano por el desempeño de los partidos alternantes. Al respecto, la conmoción dentro del sistema es notoria y angustiosa.La atmósfera imperante en tal escenario es proclive a las reacciones erráticas y simplemente pasionales, y eso es lo que podría ser más peligroso para el desenvolvimiento del proceso. Al tener esto en cuenta, en verdad se está requiriendo que las fuerzas establecidas se decidan, cada quien a su estilo, a tomar más en serio que nunca su responsabilidad propositiva de cara a las auténticas soluciones de los problemas nacionales, con la mejor capacidad de convencimiento que puedan desplegar; y que la fuerza...

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