Traiciones

Florent ZemmoucheColaborador de LA PRENSA GRÁFICAEra previsible. Tenía que pasar en algún momento. Suele ocurrir en cada círculo de poder; cuanto más poder hay, más probable es que ocurra. En la corte que se forma alrededor de un presidente -o monarca, habría que decir en algunos casos- los celos, la competencia, los golpes, las traiciones son ley. Reina una perversidad estructurante, generada y mantenida por el más poderoso. Pues tiene que asegurarse que esos individuos que lo rodean nunca se unan para conspirar contra él para derrocarlo. Por ello busca, al contrario, aislarlos cada uno por su lado, lobos entre lobos, para que se destruyan entre sí.El juego es entonces: ¿Quién será el mejor? ¿Quién será el más fiable y dócil? ¿El más fiel hacia su presidente y más traidor hacia sus colegas y adversarios? ¿Quién dará su vida y estará listo a soportar cualquier capricho del Supremo? Está aquella escena en La Fiesta del Chivo cuando el dictador Trujillo condena de repente a uno de sus hombres más cercanos, Agustín Cabral, simplemente para ponerlo a prueba y por lo mismo, para demostrar su omnipotencia.Pero a veces no es necesario llegar a esas situaciones. Los cortesanos se las arreglan solos. Y cuando están en un contexto de mucho poder y dinero, es decir, de abusos y corrupción, peor son por supuesto las acusaciones y los hechos denunciados.Como era entonces de esperarse, ha pasado con los bukelistas. Hace unos días, Alejandro Muyshondt interpeló por Twitter a Neto Sanabria sobre el desfase entre su sueldo oficial y sus gastos presumidos en redes sociales: "si el salario no le ajusta para ese estilo de vida, ¿de dónde proviene el dinero utilizado para estos lujos (de los cuales, él mismo presume)?"Sanabria ha sido una pieza central en...

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