Triste Día de las Madres en San Miguel

Juan Carlos DíazPara las madres que ya descansan en los cementerios no hubo rosas preciosas, ni visitas en las tumbas y tampoco mariachis para las que les gustaba la música "es un día triste aquí en el cementerio", dirá Salvador Portillo, encargado del campo santo en San Miguel. Todos los 10 de mayo, el cementerio general de esta ciudad es abarrotado por cientos de personas que llegan a visitar las tumbas de sus madres que ya partieron de este mundo, pero que siempre mantienen vivo el sentimiento y amor hacia esa mujer que les dio la vida.Esta vez no hubo necesidad de cerrar la avenida Roosevelt frente al cementerio, tampoco llegaron los vendedores de flores y ramos, y las familias no pudieron entrar para sentarse a lado de la tumba de su madre o abuela, para pasar recordando anécdotas e historias que les dejó el ser que les dio la vida.El campo santo amaneció cerrado, pero poco después de las 8 de la mañana, un hombre se acercó al portón con la esperanza de encontrar una venta de flores y adornar la tumba de su madre, pero aquello estaba desolado, y el administrador se le acercó y le expresó que también había...

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