El viajero y el pozo

José Afanejafane@me.comUn hombre, perdido en el desierto a punto de morir de sed, llega a una cabaña desmoronada sin ventanas ni techo. Ahí se encuentra una vieja bomba de agua, toda oxidada. Se arrastra hacia ella, toma la manivela y, desesperado, comienza a bombear sin parar... pero nada. Desilusionado, cae postrado de espaldas, sobre una botella vieja. La limpia de todo el polvo que la cubría, y así puede leer lo que decía: "Para quitarse la sed, usted primero necesita preparar la bomba con toda el agua que contiene esta botella, mi amigo, después, por favor tenga la gentileza de llenarla nuevamente antes de partir".El hombre desenroscó la tapa de la botella, y se dio cuenta de que estaba llena de agua. ¡Aleluya! De pronto, se vio en el dilema si beber el agua para sobrevivir, o si la vertía en esa bomba vieja y oxidada, sin la seguridad de que esta arrancaría para obtener agua fresca, bien fría, del fondo del pozo. Pero, ¿qué tal si la bomba no funciona? El agua de la botella sería desperdiciada, y el seguro dejaría de existir. ¿Qué debía hacer? ¿Derramar el agua en la bomba con la esperanza de que saliese agua fresca... o beber el agua vieja de la botella e ignorar el mensaje?Al final, derramó toda el agua en la bomba, agarró la manivela y comenzó a bombear, y la bomba empezó a rechinar, pero ¡nada pasaba! La bomba continuaba tosiendo y, de pronto, brotó un hilo de agua, después un pequeño flujo y, finalmente, el agua fresca y cristalina corrió en abundancia. Llenó la botella, y bebió todo su contenido ansiosamente; la llenó otra vez, y se tomó hasta la última gota. Obedeciendo las instrucciones, antes de partir, la llenó de nuevo para el próximo viajero, tomó la pequeña nota y añadió: "Créame que funciona, brote toda el agua en la bomba".Hagamos de caso que el nuevo gobierno es el viajero perdido en el desierto, y El Salvador, el pozo, fuente de agua pura y limpia. Un nuevo...