Libros: Destino de colmena. Control Social y Policía
Páginas | 393-394 |
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LIBROS
393
ISSN: 2225-5648, Año 6, Vol. 1, p. 387-406
ENERO - JUNIO 2016 • REVISTA POLICÍA Y SEGURIDAD PÚBLICA
LIBROS
Daniel Garibaldi.
“DESTINO DE COLMENA.
CONTROL SOCIAL Y POLICÍA”.
Editorial Bilbos, 2012.
Destino de colmena. Control Social y Policía
El autor desarrolla el libro en seis apartados: Introducción; el concepto de
policía de seguridad; el rol del Estado en lo atinente a seguridad; el Estado
y la justificación de la coacción pública; los límites de la coacción estatal
y conclusiones.
En la introducción el autor define al control social como los métodos que
la sociedad utiliza para asegurar que sus miembros respondan al orden
social dominante; además identifica tres dimensiones de control social,
la primera dimensión es el autocontrol, y consiste en que el individuo
regule sus propios comportamientos y deseos; la segunda dimensión es el
control social informal u oficioso, el cual es un tipo de control derivado del
sistema de valores y costumbres dominantes en la sociedad; finalmente, la
tercera dimensión es el control formal, y representa la institucionalización
del control social, lo realizan agentes especializados y se legitima en los
sistemas normativos.
En el apartado “El concepto de policía de seguridad”, se establece que el
objeto-policía es un aparato más de los que el Estado utiliza para mantener
el poder y garantizar el control social; se coloca a la policía como una
pequeña parte dentro de los procesos de control social; se le asignan a
la policía tres tipos de funciones generales, de las cuales se derivan otra
serie de actividades, estas son: aplicar la ley, mantener el orden y prestar
servicios a la comunidad.
En el tercer apartado denominado “El rol del Estado en lo atinente a
la seguridad”, se presenta una cronología del desarrollo a través de la
historia del papel que ha jugado el Estado en diferentes momentos en
temas de seguridad; el autor define en este apartado la relación penal-
policial, en el que destaca que el pensamiento penal se abrió con la
revolución industrial, con el surgimiento de una clase social interesada
en limitar el poder punitivo ejercido por la nobleza; se retoma el tema de
la urbanización y sus conflictos, en el que se destaca que la atención del
Estado se centró en torno al control de la calle y de los grupos marginados,
quienes representaban el mayor peligro para la sociedad de la época.
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